En las últimas semanas ha reinado cierto nerviosismo en los mercados de valores, lo que afectó la cotización de los activos financieros y recortó, por ejemplo, para el caso de las acciones estadounidenses (índice S&P 500), un tercio de las ganancias que se acumularon durante el primer semestre de 2023.
Figura 1: Rendimiento de los activos financieros
Los precios de los activos corrigieron en agosto y setiembre, la excepción fue el dólar y los commodities.
¿Qué ha provocado tal reacción? El mundo de los inversores está empezando a aceptar que las tasas de interés permanecerán elevadas por más tiempo de lo que preveían.
Como consecuencia, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años de plazo, la principal referencia del mercado, se ha elevado hasta situarse en 4,60% anual al momento de escribir este informe, un nivel que no se veía desde hace muchos años y que se acerca al promedio histórico de larguísimo plazo (ver figura 2).
Figura 2: Evolución de la tasa de rendimiento del bono del Tesoro americano a 10 años de plazo en los últimos 200 años.
¿Por qué han cambiado las expectativas de los participantes del mercado? Los datos económicos que se van publicando muestran que se estaría evitando la recesión en los países desarrollados, al menos por ahora, contrariamente a lo que esperaba el consenso de los economistas un año atrás.
Y por ello se cree que la autoridad monetaria estadounidense, que es la que lidera el proceso, tiene espacio para mantener la agresiva política monetaria restrictiva de la liquidez en su feroz combate para acabar con la inflación por encima del objetivo de 2%.
¿Qué vemos hacia adelante? Un elemento que pone en riesgo la desinflación en el corto plazo es el repunte del crudo, cuya cotización ascendió de 70 a 90 dólares por barril en tan sólo ocho semanas. Pero eventualmente creemos que la inflación continuará desacelerándose en el mediano plazo, al igual que la actividad económica, y con ello los niveles de tasas de interés de mercado.
¿Cómo nos posicionamos? En este contexto, nuestra visión es que un inversor debe siempre tener un portafolio diversificado con todas las grandes clases de activos: renta fija, renta variable y alternativos.
No obstante, considerando las valuaciones de las acciones, aun tomando la corrección de los últimos días, tenemos una preferencia relativa en el corto plazo por la renta fija y el crédito privado (este último dentro del mundo de los alternativos). El inversor que tiene gran exposición a bonos de muy corto plazo en su cartera eventualmente puede empezar a alargar los vencimientos para aprovechar colocarse a tasas históricamente elevadas.
Para referencia de un perfil de riesgo medio por favor vea aquí el posicionamiento actual de nuestro Portafolio Modelo.
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