La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) disminuyó hace algunos días su tasa de referencia por primera vez desde el año 2020, tal como preveían los participantes del mercado.
Este es el primer recorte de un largo ciclo que seguramente se extienda por los próximos dos años hasta dejarla en niveles de 3% (hoy 5%). Y se suma a otros Bancos Centrales relevantes, como el de Europa, Inglaterra, Suiza, etc. La excepción es Japón (ver Figura 1).
Figura 1: comenzó el proceso de reversión de la política monetaria restrictiva que llevaron adelante los principales Bancos Centrales del mundo desde el 2022.
Nuestra visión es que este tipo de movimientos que disminuyen el costo del dinero tienden a ser positivas para la inversión, entre los que se encuentran los tradicionales bonos y acciones. Por ello, creemos que las condiciones son muy favorables para nuestros portafolios de inversiones financieros para el mediano plazo.
Normalmente los participantes del mercado intentan anticipar los eventos. Y por eso en los últimos meses vienen bajando las tasas de bonos del tesoro americano (el que vence en 2 años de 5% a 3,5% anual y el de 10 años de 4,7% a 3,8%). Además, el dólar se depreció 5% frente a sus principales pares y el Oro aumentó su cotización en casi 20%.
Figura 2: el dólar y su estrecha relación con el diferencial de tasas de interés frente a otras monedas.
Creemos que esta tendencia se mantendrá por un tiempo. Es probable que el diferencial de tasas en dólares frente a otras monedas fuertes (como el euro, la libra, franco suizo o yen) continue disminuyendo hacia adelante, persistiendo la desvalorización del dólar y favoreciendo la inversión en Oro (ver Figura 2).
Nota importante. Si bien nuestro escenario previsto más probable es positivo en el mediano plazo para los activos financieros, siempre puede ocurrir un evento inesperado, por tanto, hay que estar preparado para la mayor cantidad de desenlaces.
¿Por qué ese mensaje? Por ejemplo, los precios de las acciones hoy están descontando que los beneficios empresariales crecerán entorno a 10% este año y el próximo en Estados Unidos. Algo difícil de sostener si se diera un (hoy poco probable) contexto recesivo.
En el mismo sentido, los precios actuales de los bonos determinan que la recompensa por el riesgo, que es el diferencial de rendimiento frente al tesoro americano (spread en inglés), está en niveles históricamente bajos, volviéndolos vulnerables a cualquier evento que haga reajustar las probabilidades de impago de emisores.
Figura 3: los rendimientos absolutos que obtiene el inversor en bonos se encuentran por encima del promedio de la última década. No obstante, el diferencial frente al obtenido por un tesoro americano, está en niveles históricamente bajos. IG corporativos calidad superior, HY corporativos calidad inferior, EM corporativos países emergentes.
Adicionalmente, la carrera por la presidencia en Estados Unidos puede generar algo de inestabilidad en los precios de bonos y acciones considerando las diferencias sustanciales en términos de política comercial (aranceles) y fiscal (impuestos) entre los candidatos, aunque la historia muestra que no suele generar efectos duraderos.
Al respecto, los expertos estiman un Congreso dividido, donde Republicanos tengan mayoría en el Senado y Demócratas en Diputados, lo que limitaría el margen de maniobra del presidente electo. En caso de ocurrir entendemos que sería el mejor escenario para los participantes de los mercados financieros porque reduce la probabilidad de pasar leyes muy controversiales y centraría la atención otra vez hacia la macro y micro economía.
Tomando todo lo anterior en consideración, creemos que los inversores deben tomar estos mensajes finales:
-Salvo necesidades de liquidez no tiene sentido mantener altas posiciones de cash en cartera con tasas de cortísimo plazo a la baja. Es un contexto favorable para la inversión en activos financieros.
-Buena parte del recorrido a la baja de las tasas de mercado de largo plazo ya ocurrió cuando los inversores se anticiparon a la Fed, a lo que debemos agregar niveles bajos de spreads. Esta combinación disminuye el potencial de revalorización de capital en bonos y su atractivo relativo frente a otras clases de activos. Nos siguen gustando esta categoría, pero hacia adelante debemos esperar principalmente el devengamiento de cupón.
-Las acciones son el segmento más dinámico del mercado, donde vemos el mayor potencial de crecimiento para las carteras para el mediano y largo plazo. Si la historia sirve de guía, en los casos que se evitó una recesión, el índice S&P 500 de acciones estadounidenses subió 17% en promedio en los 12 meses siguientes al primer recorte de tasas de la Fed.
-Recomendamos el uso de opciones sobre acciones, tanto para cobertura como para especular, cuando las condiciones de volatilidad ameriten.
-En el segmento de activos alternativos nos parece atractivo el crédito a compañías que no cotizan en bolsa (que son la mayoría) por su exposición a la economía “real” y nivel de retorno. También el Oro, que tradicionalmente se favorece en contextos de tasas y dólar depreciándose.
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