Cuando el inversor sale a la cancha de las finanzas
- Martín Carrasco

- hace 5 días
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“El futbol es vida, el resto son solo detalles”, leí alguna vez de niño, y me quedó grabado.
En el mundo de las inversiones, como en el fútbol, el éxito no depende de la improvisación, sino de la planificación estratégica, la gestión del riesgo y la capacidad de adaptación.
Los equipos ganadores se construyen con un buen equilibrio entre la delantera, el mediocampo y la defensa. No dependen de un solo jugador estrella. En finanzas es igual, la famosa palabra diversificación expresa eso. Cada clase de activo cumple una función en el portafolio, algunos ofrecen la liquidez, otros la previsibilidad, los ingresos recurrentes o el crecimiento del capital, por nombrar algunos.
Las carteras se arman para que cumplan el objetivo en la mayoría de los casos posibles. Si tenemos un portafolio con activos que todos suben o bajan en el mismo momento, entonces algo estamos haciendo mal.
El análisis propio y del rival es común en el futbol. El cuerpo técnico pasa horas estudiando para determinar cuál será la formación adecuada de su equipo, con las fortalezas y debilidades para enfrentar al rival.
Cuando un inversionista sale a la cancha de las finanzas es sumamente importante ser consciente de su perfil inversor – objetivo, tolerancia la volatilidad, horizonte temporal, etc. – y evaluarlo permanentemente dentro del contexto del mercado, las tendencias, los fundamentos, para determinar la estrategia de la cartera. Está demostrado que la asignación de activos, es decir, qué porcentaje le asignamos a cada clase de activo en cartera (bonos, acciones, alternativos), determina el 90% de la dispersión de retorno de un portafolio, dejando al market timing y otros con una incidencia muy menor.
Sin embargo, en un partido a veces hay momentos para atacar y otras para defender. Eso, en nuestros portafolios, lo asociamos a situaciones tácticas, donde a veces debemos ser más agresivos y otras más cautelosos, dependiendo de las circunstancias. Actualmente, considerando cada perfil, creemos que es momento de lo segundo.
Hemos visto muchas veces que los clubes pagan cifras millonarias por jugadores que luego tienen un bajo rendimiento y dejan de ser considerados por el DT. Entonces toman la decisión de cederlos, venderlos o dejarlos libres. El dinero invertido en su fichaje no se puede recuperar, es un costo hundido.
En finanzas este concepto es muy importante para el manejo de las carteras. La decisión correcta pasa por evaluar si al momento del análisis, ese activo tiene potencial o no de cara al futuro. El costo no importa.
Una defensa firme evita goles en contra, igual que una cartera bien protegida evita pérdidas. La gestión del riesgo, con herramientas como el stop loss, derivados o simplemente teniendo la exposición adecuada (sin sobrecarga) a cada inversión, ayuda a transitar mejor el camino.
El banco de suplentes es importante para que el DT recurra a jugadores frescos, que den un giro en la táctica, o para reemplazar a algún lesionado. En nuestros portafolios debemos tener algo de liquidez para aprovechar las oportunidades que puedan surgir.
Para cerrar, invertir no es un solo partido, es disputar un campeonato. Requiere templanza y visión de mediano y largo plazo, no dejándose llevar por la volatilidad y las noticias diarias. Además, necesita de estrategia, disciplina, planificación, visión e intentar no dejarse arrastrar por la montaña rusa de las emociones.




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