10 de setiembre de 2021
Adaptando los portafolios a lo que vendrá
Los Bancos Centrales le están anticipando a los participantes de los mercados financieros que llegará el momento en que comenzarán a disminuir la liquidez que periódicamente vuelvan al mercado (en inglés tapering). Así, les dan tiempo de preparar sus portafolios para esta eventualidad.
La pandemia será recordada, además de las implicancias sanitarias, por estímulos gubernamentales sin precedentes. En el plano fiscal, por medio del aumento del gasto o garantías, que en algunos países supera el 40% del PBI, ver gráfico 1.
En el plano monetario, el estímulo se produjo con la inyección de liquidez al sistema, por la vía, entre otros, de tasas de interés en niveles casi cero y la compra de bonos en el mercado. Es así, por ejemplo, que cada mes la Reserva Federal de Estados Unidos adquiere USD 120 mil millones de dólares en bonos en el mercado, mientras que el Banco Central Europeo lo hace por un monto de EUR 80 mil millones.
Gráfico 1: Comparativo por país del tamaño del paquete fiscal en relación a su PBI
El enfermo se está recuperando. Empleo y crecimiento económico vienen dando buenas señales en los últimos tiempos. Por tanto, es altamente probable que las autoridades retirarán al menos parte de estos estímulos. La duda que hoy debate el mercado es el momento en que se comenzará a poner esto en práctica, porque estos estímulos han explicado buena parte del aumento de los precios de los activos financieros en los últimos tiempos.
Al respecto, este jueves el Banco Central Europeo anunció que empezará gradualmente a reducir estas compras mensuales, mientras que Australia lo había anunciado el día anterior. Para el caso de Estados Unidos se prevé que sea antes de fin de año.
En cualquier caso, las autoridades han enfatizado que las tasas de interés de política monetaria permanecerán bajas (o incluso negativas como el caso de algunas naciones europeas), seguramente hasta que haya evidencia sustancial de que estos países estén atravesando por un proceso inflacionario que se muestre permanente.
Gráfico 2: Inflación y tasa de interés en Estados Unidos
En azul la variación interanual del índice de precios al consumidor y en naranja el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años de plazo. Fuente Bloomberg.
¿Qué implicancia tiene esto en las carteras de inversión?
Creemos que la idea de la disminución del ritmo de inyección de liquidez ya está incorporada en los inversores y por tanto su aplicación no será una sorpresa.
Por otro lado, el mercado acepta la visión de la Reserva Federal de Estados Unidos de que la inflación es transitoria, a pesar de que se sitúa en 5,4% interanual, según el último dato disponible, y que representa la cifra más alta del país en tres décadas. Por ello el rendimiento del bono emitido por el Tesoro estadounidense se ubica 1,3% anual para el que vence dentro de 10 años, sensiblemente por debajo del promedio de 3% de los últimos 20 años (ver gráfico 2).
En nuestra opinión, existe un riesgo de que las expectativas inflacionarias cambien rápidamente, y por tanto que las tasas de interés de mediano y largo plazo tomen un ritmo ascendente. Por ello preferimos evitar la renta fija de larga duración, que es la más sensible a este escenario. Creemos que esta no posee una buena relación de riesgo retorno, y, por tanto, dentro de los bonos, elegimos inversiones a corto plazo.
En lo que respecta a la renta variable seguimos haciendo foco principalmente en la selectividad de las acciones de compañías de elevada calidad. ¿Qué es lo que a nuestro entender las define? Nos referimos a empresas con una posición dominante en una industria en crecimiento; cuya ventaja competitiva sea difícil replicar; financieramente saludables y con una sostenible generación de flujos de caja; con una visión de sustentabilidad de largo plazo ocupándose de aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza.
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