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Martín Carrasco

El dato de la semana

Actualizado: 17 nov 2023

En el pasado, los inversores se preocupaban por identificar activos financieros teniendo en mente dos componentes: su retorno y su riesgo. Sin embargo, en este último tiempo, están incorporando una tercera dimensión: el impacto que genera dicha inversión. El mercado financiero global relacionado con las inversiones de impacto ha experimentado un crecimiento del 18% en el último año, y algunos especialistas sostienen que este ritmo se mantendrá, por lo menos, por los próximos 5 años.

El cambio climático es una realidad. Del gráfico podemos apreciar que 2023 fue el año más caluroso desde que tenemos registros. Estos datos provocan concientización por parte del público ¿Qué significa inversión de impacto?


Este concepto se utiliza para describir una filosofía de inversión en la que el objetivo va más allá de una simple generación de rendimiento económico, destacando la importancia de lograr un impacto positivo en tres áreas fundamentales: medioambiente, social y gobernanza.


Según una encuesta llevada a cabo por Vontobel a inversores, estos expresaron un alto grado de satisfacción (más del 60%) con el impacto global de sus inversiones actuales, que son principalmente en la energía renovable, la eficiencia energética, el agua y la agricultura sostenible. Por su parte, hacia adelante, los encuestados prevén que continuarán incrementando sus participaciones en este estilo de activos financieros que generan impacto.


Al ser una industria que recién se encuentra en sus primeros pasos persiste el desafío de reducir la subjetividad y definir de manera precisa que es la inversión de impacto.


No obstante, el mercado financiero está proporcionando crecientes oportunidades y accesibilidad para canalizar este tipo de inversiones a quienes se quieren sumar a esta nueva corriente que llegó para quedarse.


Un ejemplo de ello son los denominados “bonos verdes”, que, según el banco Goldman Sachs tuvieron un récord de emisión durante el primer semestre del año y representan actualmente un mercado de 2 billones de euros.


El gobierno de Uruguay fue el primer soberano que emitió este tipo de bonos para inversiones en avance de metas medioambientales. Lo recaudado alcanzó 1.500 millones de dólares pero la demanda que fue más del doble. El vencimiento es en 2034. Y el cupón a pagar a acreedores 5,75% anual, aunque – y esto es lo distintivo – está sujeto a variación al alza o baja en la medida que el país logre cumplir con ciertos objetivos de sustentabilidad relacionados al control de la emisión de gases de efecto invernadero y la superficie de sus bosques nativos.

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