Wall Street en Estados Unidos es hoy el corazón del mundo financiero. Lo que ocurra allí se propagará a través de diferentes canales al resto del planeta. Y cuando un inversor financiero busca informarse sobre la evolución del “mercado” lo que mira es el S&P 500. ¿Por qué este índice tiene ese protagonismo? Quiénes tengan canas se acordarán que no hace muchos años la primera referencia era el índice Dow Jones industrial.
El mercado es un concepto muy amplio. Por ello, con miras de simplificar e intentar estandarizar para hacer un seguimiento y tener una referencia (benchmark, en inglés) es que surgen los índices, como el S&P 500.
Este índice fue elaborado por la compañía Standard & Poor´s para medir la performance del mundo corporativo de Estados Unidos. Y está conformado por las 500 empresas más valiosas del país, cuyas acciones cotizan en los mercados públicos formales, es decir, las bolsas de valores.
El primer rasgo que lo caracteriza es que está integrado por compañías de todos los sectores – salud, tecnología, industrial, consumo, energía, etc. – y esto le da una elevada correlación con el Producto Bruto Interno (PBI) de la principal economía global.
Otro rasgo que lo representa es que el valor de cada compañía es lo que va a determinar su posición y su ponderación. Cuanto más valiosa mayor peso se le asigna dentro del índice. Esto hace que se vaya adaptando recurrentemente.
Inversores accionistas de todo el mundo asignarán el capital de acuerdo al valor que perciben que les da y le dará la compañía en el futuro. Las empresas más exitosas serán las mayor valoradas por inversores. Capitalismo puro.
A principios del siglo 20 las empresas líderes eran los ferrocarriles, en los 80´ las petroleras, las industriales y de comunicaciones, y en la actualidad las tecnológicas. En este video corto se puede ver esa evolución: clic aquí.
Por otro lado, la cantidad elegida no es trivial. Si bien son casi 6.000 compañías cuyo capital accionario (o al menos parte de él) se intercambia diariamente en las bolsas de Nueva York o Nasdaq, se estima que las primeras 500 alcanzan a acumular el 80% del valor de todas ellas sumadas. Esto lo vuelve muy representativo.
Por último, cabe aclarar que ningún índice es perfecto, y todos muestran algún defecto en la representatividad del “mercado”, que es, en última instancia, su función. Aun así, el S&P 500 es un ejemplo de éxito porque es hoy la referencia del mercado estadounidense. Además, con el surgimiento en los 2000 de los ETF, que son vehículos de inversión pasivos que replican índices por tener exactamente los mismos componentes, el inversor puede acceder a invertir en “el mercado”.
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