El principal activo del estadounidense es su vivienda, como en la mayoría de los países. No obstante, considerando exclusivamente sus activos financieros, la preferencia por la renta variable se encuentra entre los registros más altos de la historia para este ahorrista. La imagen muestra que los hogares estadounidenses asignan el 40% de sus inversiones a las acciones, en desmedro de otras clases de activos como los bonos y el cash.
¿Qué explica este fenómeno?
Las pensiones por retiro en Estados Unidos son prácticamente inexistentes, por tanto, es una práctica habitual que los hogares se vuelquen a los sistemas de ahorro privado.
Sumado a ello, los avances tecnológicos y la innovación financiera desde la década de los 90´ ha provocado que el acceso sea muy sencillo y a un costo muy bajo.
Cualquier individuo con muy bajo capital puede ser socio accionista (minoritario) de la multinacional líder que le plazca y beneficiarse de sus utilidades, innovación y crecimiento.
Por último, y no por ello menos importante, el retorno de las acciones ha sido muy superior al de los bonos en las últimas décadas.
Sólo tomando los últimos 25 años, la performance anual del principal índice de acciones americanas (S&P 500) duplicó al principal índice de bonos de alta calidad gubernamentales y corporativos (Barclays US Aggregate bond), en 8% vs 4% anual respectivamente. Esa diferencia se amplía si consideramos períodos más cortos.
El mercado de acciones estadounidense es muy transparente, líquido y regulado.
Reflejo de ello es su importancia, siendo que el valor de mercado sumado de todas las compañías que cotizan en sus bolsas, representa el 60% del total mundial (dato de MSCI).
Creemos que todo lo anterior le da confianza al ahorrista estadounidense para sumar esta clase de activo a su portafolio financiero. Sobre todo, para aquellos cuyo perfil busca un crecimiento patrimonial con foco en un horizonte temporal de largo plazo y puede soportar la volatilidad del corto.
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