SpaceX y la lógica de crear valor antes de cotizar
- Martín Carrasco

- 19 dic
- 1 Min. de lectura
La salida a bolsa de SpaceX, la compañía de satélites y cohetes espaciales de Elon Musk, está prevista para finales del año 2026 y se estima que lo hará a una valuación de USD 800 billones, un nivel que la colocaría como una de las mayores salidas a bolsa jamás registradas y entre las 15 compañías más valiosas de Estados Unidos.
Para poner esta cifra en contexto, la petrolera Saudi Aramco, hasta ahora el mayor IPO conocido, alcanzó una valuación aproximada de USD 2.120 billones, mientras que empresas emblemáticas como Alibaba (USD 202 billones), Facebook/Meta (USD 92 billones), General Motors (USD 67 billones) y Airbnb (USD 46 billones) quedaron significativamente por debajo.

En Estados Unidos, del universo de compañías grandes que facturan más de USD 250 millones por año, solo el 14% cotiza en bolsa. La decisión de hacerlo puede ser para obtener capital que financie su crecimiento, dar liquidez a accionistas y empleados, facilitar futuras emisiones de acciones o deuda, aumentar visibilidad y credibilidad, establecer una valuación de mercado transparente o utilizar sus acciones como moneda en adquisiciones estratégicas.
Sin embargo, la tendencia de los últimos años es que las compañías retrasan la salida a bolsa y prefieren acumular mayor valor para sus accionistas manteniéndose en manos privadas.
A principios de los 2000, en promedio las compañías salían a bolsa a los 6 años de vida con un valor de USD 1.1 billón. Actualmente lo hacen con 14 años y USD 2.1 billones. Para el caso de SpaceX, de Elon Musk, tuvimos que esperar 24 años.




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