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  • Martín Carrasco

Informe de Mercados Financieros - ¿Qué nos deja el 2022 y qué prevemos para 2023? -

La historia nos dice que el año siguiente a la disputa de un Mundial de Fútbol las acciones tuvieron un rendimiento positivo en el 90% de los casos, y que el promedio fue de 18%. Si el ganador es europeo sube a 21%! ¿Se repetirá en 2023?

Correlación no implica causalidad. Y lamentablemente en este caso es probable que el desenlace del campeonato no tenga nada que ver el mundo de las inversiones, aunque para la mayoría de nosotros, cuando juega la selección, cambia el mundo de nuestras emociones.

¿Qué nos deja el 2022 y qué prevemos para 2023? El 2022 quedará para la historia luego de que los dos activos tradicionales de los mercados financieros – acciones y bonos - tuvieron una caída conjunta, algo que uno podría contar con los dedos de una mano si analizamos la historia de los últimos casi cien años. En segundo lugar llama la atención el golpe en la cotización de los bonos. Esta es una clase de activos que se caracteriza por ser relativamente estable. Todo esto se produjo en el marco de inflación creciente y retiro del exceso de la liquidez por parte de Bancos Centrales, que obligó a revaluar los activos a la baja.

Hacia finales de 2021 se preveía que autoridades monetarias iban a entrar en una fase restrictiva con suba de tasas de interés ¿Por qué entonces el golpe fue tan duro en los precios de los activos financieros? Nadie se imaginó la agresividad con la que luego se manejaron los Bancos Centrales, que, además, ha colaborado para que los agentes económicos incorporen una probabilidad de recesión cada vez mayor, lo que retroalimenta la baja de las cotizaciones. En las tres décadas de 1990 a 2020 la inflación promedió 2,5% anual en los países desarrollados. Desde entonces no ha parado de subir hasta ubicarse actualmente en 9,15% (datos de Bloomberg al 30 set 2022 CPI países de la OCDE). Contrariamente a lo que se proyectaba, incluso por Bancos Centrales, la inflación ha demostrado ser más permanente que transitoria.

Nuestra opinión es que eventualmente el ritmo de aumento de los precios de la economía va a desacelerase el próximo año. Los canales de transmisión de la política monetaria demoran en hacer efecto. Pero esto irá acompañado de una revisión a la baja del crecimiento económico y, por consiguiente, menores beneficios empresariales. De hecho, este impacto ya se está viendo. Según la última temporada de anuncios de utilidades que culminó hace pocos días, las ganancias de empresas estadounidenses cayeron por segundo trimestre consecutivo. Y todo indica que el último trimestre de 2022 también sea de baja respecto a igual período del año pasado. Esto es relevante por la evidente relación entre el resultado empresarial y del accionista. Nuestro posicionamiento preferido En este contexto nuestro posicionamiento preferido para el corto plazo es la Renta Fija (bonos) de elevada calidad y baja duración. A medida que se vayan despejando los desafíos agregaremos más duración y riesgo crediticio. En Renta Variable (acciones) mantenemos la preferencia por la calidad, nos gustan las compañías líderes, con utilidades estables y balances sólidos con limitada influencia a los ciclos económicos. Creemos que el 2023 continuará siendo un año de volatilidad. No obstante, a medida que vaya avanzando transitaremos un punto de inflexión, donde se verá mayor claridad en las variables económicas que hoy están bajo mucha incertidumbre. Esto mejorará la confianza que hoy se encuentra muy deprimida. Por lo tanto, pensamos que será un año de gran oportunidad para los inversores, que, a partir de las caídas que estamos atravesando actualmente, podrán acceder a valuaciones que no veían hace mucho tiempo, tanto en bonos como acciones. Una mirada de más largo plazo La incógnita es si volveremos a aquellos años de baja inflación y tasas de interés por el piso, donde cualquier inversión riesgosa resultaba de casi lo mismo (ideal para estrategias pasivas) siendo que Bancos Centrales, con sus políticas monetarias expansivas, favorecían la baja volatilidad en el mercado financiero para que el ciclo no se cortara. Quienes sostienen que nos espera un escenario de inflación promedio más elevado que en el pasado, aunque menores al actual, entienden que la tendencia de desglobalización y regionalización será una de sus principales fuentes, por ejemplo, por medio de mayor intervención estatal para lograr independencia energética. Si ese es el caso es probable que también debamos acostumbrarnos a tasas de interés más altas que las de los últimos años. En otras palabras, un costo del capital más elevado que en el pasado. Y atención, porque como dijo el famoso inversor Warren Buffett, “solo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”. Un mayor costo de capital puede ser un lastre para países o compañías vulnerables. La importante implicancia es que un escenario de ese tipo genera mayor dispersión de resultados, lo que nos obliga desde ya a ser extremadamente selectivos, activos y ágiles en nuestras inversiones.


Ante cualquier consulta o comentario no deje de contactarse con nosotros. Atentos saludos, Martin Carrasco

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